Por Pedro Zurita
Es natural que las personas ciegas, las personas con disminución visual
grave, siempre se hayan preocupado por acceder lo más plenamente posible a
los teléfonos móviles. La compañía alemana TALKX, hoy parte del consorcio
Nuance, y la española Codefactory, son hoy señeras en todo el mundo por
brindar revisores de pantalla a los teléfonos móviles dotados del sistema
operativo Simbean en sus diversas generaciones. No obstante, ha habido y y
hay otras opciones que se proponen ayudar a los que no ven o ven mal a
aprovechar con restricciones mínimas las inmensas posibilidades de los
celulares mediante el uso de voz sintética o digital.
Quiero hacer referencia hoy a una realidad japonesa de teléfonos móviles
accesibles para todos que tiene algunas características que hacen muy
deseable su aplicación en otras partes del mundo. Pienso en el Raku Raku
(fácil fácil) que ya va por su sexta generación.
El Raku Raku quiere ser un teléfono fácil y accesible de manejo para todos,
incluídas las personas con discapacidades visuales graves. Tiene un teclado
de identificación muy sencilla mediante la vista y el tacto y las
informaciones en pantalla son claras a la vista y se reproducen también con
voz sintética. En las dos o tres últimas versiones hay ya también GPS
(indicación acerca de la situación del sitio en el que estamos) que cada vez
es más accesible mediante voz.
Los dos rasgos del Raku Raku que me parecen muy imitables son que esta
modalidad de dispositivos se destina para todos los que busquen un móvil de
manejo cómodo, sean cuales sean sus circunstancias personales, y que se
vende al público a través de la amplísima red de distribución comercial en
japón de NTT-Docomo, la operadora de móvil heredera de la empresa que hasta
hace algunos años tenía el monopolio de la telefonía en ese país. Las
últimas generaciones del Raku Raku las ha fabricado Fujitsu y de las
distintas alternativas de este Raku Raku se han vendido ya más de diez
millones.
Estamos aquí ante un ejemplo de diseño universal, aun cuando aún sean en él
visibles algunos toques de esa tendencia marcadísima en grados diversos de
cualquier comunidad social a encasillar en grupos a los seres humanos.
grave, siempre se hayan preocupado por acceder lo más plenamente posible a
los teléfonos móviles. La compañía alemana TALKX, hoy parte del consorcio
Nuance, y la española Codefactory, son hoy señeras en todo el mundo por
brindar revisores de pantalla a los teléfonos móviles dotados del sistema
operativo Simbean en sus diversas generaciones. No obstante, ha habido y y
hay otras opciones que se proponen ayudar a los que no ven o ven mal a
aprovechar con restricciones mínimas las inmensas posibilidades de los
celulares mediante el uso de voz sintética o digital.
Quiero hacer referencia hoy a una realidad japonesa de teléfonos móviles
accesibles para todos que tiene algunas características que hacen muy
deseable su aplicación en otras partes del mundo. Pienso en el Raku Raku
(fácil fácil) que ya va por su sexta generación.
El Raku Raku quiere ser un teléfono fácil y accesible de manejo para todos,
incluídas las personas con discapacidades visuales graves. Tiene un teclado
de identificación muy sencilla mediante la vista y el tacto y las
informaciones en pantalla son claras a la vista y se reproducen también con
voz sintética. En las dos o tres últimas versiones hay ya también GPS
(indicación acerca de la situación del sitio en el que estamos) que cada vez
es más accesible mediante voz.
Los dos rasgos del Raku Raku que me parecen muy imitables son que esta
modalidad de dispositivos se destina para todos los que busquen un móvil de
manejo cómodo, sean cuales sean sus circunstancias personales, y que se
vende al público a través de la amplísima red de distribución comercial en
japón de NTT-Docomo, la operadora de móvil heredera de la empresa que hasta
hace algunos años tenía el monopolio de la telefonía en ese país. Las
últimas generaciones del Raku Raku las ha fabricado Fujitsu y de las
distintas alternativas de este Raku Raku se han vendido ya más de diez
millones.
Estamos aquí ante un ejemplo de diseño universal, aun cuando aún sean en él
visibles algunos toques de esa tendencia marcadísima en grados diversos de
cualquier comunidad social a encasillar en grupos a los seres humanos.
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